sábado, 21 de octubre de 2017

En la época precolombina, el territorio del actual municipio de El Rosal estuvo habitado por los muiscas. Los subachoques habitaban la parte norte del valle de Chinga, en Pueblo Viejo, hoy conocida como la Vereda Cascajal, en La Pradera. En 1895, Rafael Forero U. descubrió un lugar de habitación y cementerio de los subachoques, localizado alrededor de las chimeneas de la Ferrería de La Pradera. La parte central del valle del Chinga era territorio de la tribu del mismo nombre, y limitaba con los Chuecas por el sur, los Churuacos por el oriente y los Panches al occidente.
Iglesia de El Rosal.
En 1538, unos meses antes del arribo de los españoles, el Zaque de Tunja, juró ayudar a Guatavita y se reunió en Guasca para enfrentarse contra el Zipa. Mientras tanto, los guerreros Panches aprovecharon esta situación y arrasaron los poblados cercanos a las montañas. El área de Subachoque, hoy El Rosal, debió sufrir grandes pérdidas humanas y materiales, ésta podría ser la explicación de por qué se encontraron tan pocos indígenas en el momento en que los españoles exploraron la región por primera vez.
Las encomiendas en el sur del valle de Subachoque fueron entregadas a los soldados de Nicolás de Federmán. Un soldado de éste fue el primero en recibir una encomienda en Chinga. En 1581 la encomienda de Subachoque tenía un total de 1200 indios, incluyendo 676 hombres útiles y saludables, y además otros 273 que habían huido o estaban lejos de la encomienda.
En 1603 había 206 indios trabajando en la hacienda Subachoque. Por el año de 1636 el total bajó a 181 y en 1758 no había indios trabajando en Subachoque. Las presiones por parte de los propietarios de las estancias y la iglesia, obligó a los indios a dejar el valle de Subachoque, ubicándose en un lugar llamado Choque, el cual estaba situado en las estribaciones del monte Cho

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